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Las importaciones de papa, otro golpe a la producción nacional

Darío Coral Mora, Secretario Técnico Dignidad Agropecuaria, Pupiales, Nariño, 15 de junio de 2020

El 18 de mayo de este año el Comité Ejecutivo Nacional de Dignidad Agropecuaria Colombiana sostuvo una reunión con el ministro de agricultura Rodolfo Zea Navarro.  En dicha reunión se habló sobre créditos, deudas y las dificultades del sector agropecuario frente a la pandemia del Covid-19. Uno de los temas que trató Dignidad Agropecuaria, además de lo anterior, fue la preocupación con las importaciones de papa pre frita congelada, que podrían llegar desde países como Bélgica, y que hacen parte del TLC suscrito con la Unión Europea.

El ministro aseguró no tener noticias de contingentes de papa que pudieran competir con la producción nacional.  Sin embargo, hace algunos días el gerente de Fedepapa, Germán Palacio, alertó sobre la importación de papa desde Bélgica, que llegaría a competir con la producción nacional.

El año pasado Colombia importó 54.000 toneladas de papa pre frita congelada, que equivale a 135.000 toneladas de papa fresca. De mantenerse la tendencia, si en este 2020 ingresaran las 65.000 toneladas previstas por Fedepapa, se estarían desplazando 160.000 toneladas de papa producida por campesinos colombianos.

La producción de papa en Colombia se realiza, en su mayoría, por pequeños productores. Se estima que 100.000 agricultores siembran 125.000 hectáreas concentradas en su mayoría en los departamentos de Cundinamarca, Boyacá, Nariño y Antioquia. Que, además, al inicio de la pandemia, tuvieron que soportar precios de ruina en la venta del producto y hoy están agobiados por las deudas que no dan espera.

Con el ingreso de la papa Belga, los especuladores hacen su agosto, pues tienen la excusa perfecta para reducir precios -que en muchas ocasiones ni siquiera permiten la recuperación de los costos de producción- y que termina afectando a la mayoría de paperos que venden su producción en las plazas de mercado y están a merced de la oferta y la demanda y la especulación.

La pandemia ha puesto en graves dificultades a los papicultores que producen más de 2,7 millones de toneladas; cifra suficiente para abastecer el mercado interno de papa fresca y la demanda de la industria y que, pese a las adversidades, siguen produciéndose.  Las cifras oficiales muestran que el consumo de alimentos de los colombianos ha disminuido debido a la crisis de ingresos.  Este fenómeno no es solamente colombiano, hace parte de un fenómeno mundial, muestra de ello es que se estima que Bélgica tiene un 1 millón de toneladas para la exportación, papa que no ha podido vender y que puede usando el TLC con la Unión Europea poner, en parte, en Colombia. Sería un desastre para los papicultores si el gobierno acepta que sea el país el que termine siendo receptor de parte de esa producción.

La defensa de la soberanía alimentaria y la producción nacional, sigue siendo una consigna necesaria para el desarrollo y el progreso no solo de los agricultores sino de la nación. No es posible que en medio de la crisis se beneficien y abran las puertas a las importaciones cuando tenemos trabajo y productos suficientes para alimentar a Colombia. Urge renegociar los tratados de libre comercio, de manera que, si vamos a relacionarnos con el mundo, sea en condiciones de beneficio mutuo, y no solo para ganancia de importadores y especuladores con los alimentos.  La primera medida para salvaguardar el ingreso y las condiciones de vida de los papi-cultores es evitar el ingreso de importaciones de papa desde Europa o de cualquier país que amenace nuestra producción.

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