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La reunión de Tunja*

Bogotá, Febrero 16 de 2016

Tareas acordadas previamente impidieron escribir este artículo -a manera de balance- de la reunión realizada en Tunja, entre Dignidad Agropecuaria Colombiana de Boyacá y el ministro de agricultura para analizar, 30 meses después del Paro Agropecuario, los cumplimientos e incumplimientos del gobierno frente a lo acordado en las mesas de negociación.

En esta reunión, los delegados de Dignidad Agropecuaria Colombiana de Boyacá probaron de manera concluyente los incumplimientos del gobierno nacional. Del análisis de los 47 puntos acordados vale la pena señalar los relacionados con las importaciones de alimentos, la siembra de cereales en el altiplano Cundi-Boyacense y Nariño, la rebaja en los precios de insumos y fertilizantes y la compensación a los productores por los daños causados por la política oficial de importaciones y TLC. Veámoslo punto por punto.

Importaciones de alimentos

En cuanto a importaciones de alimentos se acordó que se establecerían salvaguardas para proteger la producción interna durante dos años. Las mismas se referían al ingreso de papa fresca y papa pre-frita congelada, cebolla de bulbo, fríjol, arveja, tomate, pera, leche en polvo, quesos frescos y lacto-sueros, provenientes de los países de la CAN y Mercosur.

En los convenios de comercio establecidos con el Pacto Andino y el Mercosur la expedición de los decretos no resolvió las exigencias por las cuales se habían movilizado los productores. El Ministro -en las conversaciones de 2013 en Tunja- reconoció que las peticiones de los productores en cuanto a la restricción en el ingreso de esos productos implicaría la modificación de la política comercial que facilita la llegada al país de estos y otros productos agrícolas. Tanto es así que el Ministro afirmó que para cambiar la política económica primero tendrían que derrotarlos puesto que mientras que ellos siguieran siendo gobierno, continuarían con los tratados de libre comercio -TLCs- y demás políticas de apertura del país a las mercancías extranjeras.

La aplicación de salvaguardas -más por razones fitosanitarias- no benefició a los productores, a excepción de los cebolleros y solamente por un corto período. Aún peor, su aplicación terminó causándoles más daño porqué, como lo demostró Giovanni Vela alcalde de Turmequé, los ingresos de mercancías aprobados fueron mayores, como en el caso de los lacto-sueros. Adicionalmente, el gobierno firmó que, frente a nuevos tratados de libre comercio, se protegería a los agricultores; punto que tampoco cumplió.

Siembra de Cereales

La siembra de cebada y otros cereales en los altiplanos de Boyacá, Cundinamarca y Nariño tampoco se cumplió. Los dueños de Bavaria, la multinacional SABmiller, dijeron que no le servía la cebada que producían los agricultores. Alegaron que la cebada colombiana no daba la calidad por ellos requerida. Un pretexto para continuar trayendo cebada importada que es más barata, no porque los agricultores extranjeros sean más eficientes, sino por los subsidios que reciben de sus gobiernos, los monopolios productores de Canadá y Argentina.

Ahora, la fusión de SABmiller y AB inBev, está implementando un programa de siembras en el que la nueva multinacional condiciona que los agricultores usen las semillas, el paquete tecnológico, la financiación y la comercialización que la multinacional defina. Los agricultores tienen entonces que sembrar en las condiciones que la multinacional diga y vender al precio que la multinacional les imponga. Es lo que se conoce en el mundo como agricultura por contrato.

Ya se hicieron las primeras siembras de cebada en esas condiciones. Muchos agricultores pagaron las semillas que les dieron pero se negaron a vender la producción a un 30% por debajo de los precios del mercado. Con la devaluación del peso frente al dólar, se encareció la cebada importada, lo que significó un alza en el precio interno beneficiando a los agricultores. Esa fue la razón para no venderle a la multinacional Bavaria.

En la reunión de balance se pactó -con las autoridades de Boyacá- movilizar a productores y consumidores para que se logren acuerdos que permitan sembrar a precios que remuneren adecuadamente a los cultivadores. Se verá qué sucede. Sin embargo, para la estabilidad de los cultivadores de los altiplanos de Colombia se requiere que se siembre, otra vez, maíz, trigo, cebada, avena, papa y cebolla y se disponga de leche y sus derivados para llevar a cabo la rotación de cultivos y garantizar ingresos justos para los productores.

Rebajas en precios de insumos y fertizantes

La rebaja en el precio de fertilizantes y otros insumos pactado no solo en la mesa de Tunja sino en otras más, tampoco se cumplió. El ministro se negó a entregar los subsidios. Si lo hizo, como en el Huila, fue obligado por la movilización de los agricultores. En el resto del país lo que se vivió fue la larga historia del buque cargado de fertilizante que vino de Rusia y que, Vecol, no ha terminado de vender, así haya una rebaja de cuatro o cinco mil pesos en bulto. Los productores plantearon que lo que debía hacerse era fortalecer a FERTICOL y crear una o varias fábricas de abonos que cubran la demanda nacional. Así mismo, cortar de raíz con los precios de monopolio que imponen las multinacionales. El ministro, no obstante, prefirió el juego de las importaciones que, finalmente, nada contribuyó para rebajar el precio de los fertilizantes a la gran mayoría de los productores.

La razón del gobierno para la importación directa de insumos y para negar los subsidios a los mismos era “probar que sí se podía vender más baratos los fertilizantes”. Esto a pesar de que en la historia del barco cargado de fertilizantes no se logró saber cuánto ganan los monopolios ni las ganancias de intermediarios y distribuidores. Hoy podemos preguntar ¿Bajó el precio de los fertilizantes? y ¿Dónde están los subsidios?

Explicar más detalladamente los vaivenes de tan azarosa empresa no es objeto de este artículo pero lo cierto es que no puede reemplazarse, la historia de ese fracaso, con lo pactado que era –simplemente- subsidios en el precio de los fertilizantes a los productores.

Las compensaciones.

En los acuerdos de Tunja se pactó una compensación para los productores por los graves daños causados por las importaciones. Esas compensaciones suman hoy más de 108 mil millones de pesos de los cuáles no se ha entregado ni un solo peso a los afectados. Afirmó el ministro que se harán esfuerzos por cumplirle a los damnificados de la política oficial. ¿Será otra promesa más?

En Dignidad Agropecuaria, como se puede leer en el comunicado con el que se concluyó el evento, no renunciaremos a continuar luchando por el cumplimiento de lo acordado. No obstante, entendemos que lo que tenemos que hacer es cambiar el modelo económico y social y construir uno en el que el trabajo, la producción nacional y la soberanía alimentaria de los colombianos sea lo favorecido. Por eso lucharemos, con otras organizaciones sociales, por el Referendo por el Agro Nacional.

*Artículo de Oscar Gutiérrez Reyes
Director Ejecutivo Nacional
Dignidad Agropecuaria Colombiana

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