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Infundada Indignación

Bogotá, 15 de Abril de 2015

Escribió en el periódico El Espectador, el consultor financiero Indalecio Dangond[1], una columna de infundios contra las dignidades agropecuarias. Solo vale la pena aclarar – a la opinión pública – dos o tres falacias y un par de exageraciones propias de la ignorancia del articulista.

Afirmar que “las dignidades nacieron por oportunismo político de partidos o dirigentes como el Polo y el senador Robledo, los verdes o los progresistas del alcalde Petro o Piedad Córdoba y la Marcha Patriótica” es una falacia. Las dignidades del agro nacieron para enfrentar y encontrar soluciones a los graves problemas de los agricultores colombianos derivados; fundamentalmente, de la realidad económica que, de manera continua, los llevan a situaciones de ruina y quiebra en su actividad productiva. Los agricultores se movilizaron y, seguirán haciéndolo, en defensa de la producción -sus intereses gremiales- y la soberanía alimentaria nacional perdida por la suscripción de los  Tratados de Libre Comercio TLC.

Dignidad Agropecuaria es una organización gremial, integrada por campesino e indígenas, no es un partido político, y en ese sentido no participa en la política electoral ni partidista. ¿No lo sabe el articulista? Dirigentes de las dignidades, cualquiera que sea, Cesar Pachón, Orlando Beltrán u otros, tienen derecho a participar en política como cualquier colombiano, lo hicieron en sus formaciones políticas o crearon algunas para participar, o no lo hicieron, pero ¿es acaso condenable participar en política?

Afirmar que Dignidad Agropecuaria cimienta su actividad en “la lucha de clases”, o en que “los gremios eran de ricos” y se “debía crear otro que representara a los pobres”[2], no solo es otra falacia sino ignorancia. Dignidad Agropecuaria, como dicen sus estatutos, es una organización para “defender y fomentar el desarrollo del sector agropecuario del país y de las personas que se dedican a esta actividad”[3]. Y, tan es así, que se buscó, soluciones a los problemas estructurales del sector agropecuario, como es el caso del freno de importación de alimentos, política de créditos, reducción del costo de insumos o el PIC para que se entregara -por igual- a todos los productores, entre otros.

Decir que los dirigentes “incitaron a un paro innecesario y a unas “vías de hecho” como el bloqueo de carreteras poniendo en riesgo sus vidas”[4] no pasa de ser otra gran mentira del articulista. Las gentes del agro se vieron obligadas a salir a las carreteras para que el gobierno diera solución a sus problemas y para que cumpliera lo acordado en mesas de concertación pero el gobierno nacional no dejo salida diferente a la realización de los paros cafetero, papero y agropecuario.

Esperamos que el gobierno aprenda de lo sucedido y de soluciones a los productores agropecuarios. Y eso, no tiene que ver con elecciones como también afirma, mentirosamente, el articulista. Los cafeteros están vendiendo su café a precios por debajo del costo de producción. Ellos y el país hicieron un gran esfuerzo para renovar la caficultura y aumentar la producción. El pago no puede ser que pierdan su capital y su tierra en el esfuerzo realizado. Los productores agropecuarios -todos- deberían gozar de precios de sustentación que recogieran los costos de producción y dieran una tasa de ganancia igual, a la tasa media de ganancia de los negocios prósperos. Pero no es así y esa es una razón fundamental para la movilización de los agricultores.

Cuanta alharaca se hace porque los agro-productores colombianos, gracias a su lucha, recibieron subsidios o algún alivio para atender las emergencias que viven por el cambio climático, las plagas o las caídas vertiginosas en sus ingresos por los malos precios de venta de sus productos. Comparar productividades de los agricultores en naciones que reciben inmensos subsidios como Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea o, incluso, en países que protegen su agro como Ecuador o Bolivia, con los pocos recibidos por los productores agrícolas de colombia no tiene sentido, no tiene razón.

Como comparar los 90 mil millones de dólares que reciben los productores agropecuarios norteamericanos o los 110 mil millones de euros que reciben los europeos con lo recibido por los caficultores o cualquier otro sector del agro nacional. Los subsidios entregados a los agricultores colombianos fueron, en esos dos años, escasamente, 973 millones de dólares. ¿Cómo comparar, si no es para ocultar la errada política agraria del gobierno nacional, las diferencias en los susidios recibidos por los norteamericanos o los europeos con los colombianos?

Por eso afirmar, como afirma el articulista, que: “No existe en el mundo un productor del campo que tenga tantos subsidios como el productor colombiano”[5] no pasa de ser otra prueba de la ignorancia, en los asuntos del agro, del articulista.

Los que estamos indignados – con la ignorancia en los temas agrarios – somos los productores agropecuarios de colombia y no deberían estarlo quienes escriben peroratas que les dictan los amigos del libre comercio y la privatización. Solo basta leer un par de artículos, del articulista de marras, para saberlo.

 

Dignidad Agropecuaria Colombiana

 

RICHARD FUELANTALA                                  GIOVANNI VELA

Presidente                                                                   Secretario Nacional 

OSCAR GUTIÉRREZ

Director Ejecutivo Nacional

 

[1] Periódico El Espectador, Abril 11 de 2015. Columnistas Indalecio Dangond

[2] Periódico El Espectador, Abril 11 de 2015. Columnistas Indalecio Dangond

[3] www.dignidadagropecuaria.org

[4] Periódico El Espectador, Abril 11 de 2015. Columnistas Indalecio Dangond

[5] Periódico El Espectador, Abril 11 de 2015. Columnistas Indalecio Dangond

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