Aprobada en la asambleas paneleras de Villeta, La Peña y Caparrapí, agosto 25 de 2019

El sector panelero principal actividad económica de los Municipios del Gualivá y Caparrapí, vive hoy una profunda crisis. Los cerca de 2500 trapiches que sobreviven, de los que dependen sus ingresos más de 12000 familias, cada semana que muelen sus cañas no logran desde hace dos años recuperar siquiera los abultados costos de producción, llevar una vida digna y cumplir con las obligaciones bancarias que requirieron para mejorar sus cultivos y enramadas.

Cinco plagas tienen en “estado de coma” la producción de panela: 1. La operación de megatrapiches en el Valle del Cauca, que violan de manera flagrante la Ley 40 de 1.990, tanto por su capacidad de producción superior a 10 toneladas/hora de caña, como por su fecha de instalación; 2. Las importaciones de azúcar al amparo de los TLC, que pasaron de 64 mil ton en el 2014 a 105 mil el año pasado y que a Julio 20 de este año ya han permitido el ingreso de 112 mil, compiten con el consumo de panela, consumo que ha descendido de 32 Kilos/Hab/Año a escasos 22. 3. Con estas importaciones que entran al país a precios por debajo del azúcar nacional, han proliferado los derretideros de azúcar que producen una panela adulterada; 4. El grave problema que se ha generado por la compra y procesamiento de caña robada por parte de reducidores, que violan las leyes penales, sanitarias, ambientales, laborales y 5. Las importaciones de Etanol, que han desplazado en un 40% la producción de las siete plantas nacionales, seis privadas y una de Ecopetrol, dejando miles de hectáreas de caña sin el uso para el que fueron plantadas.

Estas cinco causas han llevado a una sobreoferta de panela sin precedentes en la historia, que amenaza su misma posibilidad de producción de pequeños y medianos, al llegar a la aberrante situación el productor, de no tener oferta por su producto el día de mercado. Hoy la saturación no obedece a razones coyunturales como antes, son estructurales, de la política pública para el sector, la misma que ha llevado a la importación de cerca de 14 millones de toneladas de alimentos que los productores colombianos podríamos producir.

El Ministerio de Agricultura avaló los megatrapiches que violan la Ley 40, tiene conocimiento directo de los derretideros y reducidores de caña, posee las fotos y hasta los mapas para llegar a ellos. Ha enviado funcionarios que acompañados por productores paneleros de la zona les han señalado su ubicación y nada se ha hecho. Al propio presidente Iván Duque, Acopaneleros del Valle le entregó documento en Agosto del año pasado, informándolo de lo registrado, sin tener hoy respuesta alguna y el pasado jueves el Ministro Andrés Valencia se reúne con los Megatrapiches del Valle donde acuerdan agenda para “mejorar ingresos y empleo”, ingresos y empleo que mejorarán, incrementando su producción. La postura del gobierno   muestra que no está del lado de los propietarios de las 70 mil fincas y 20 mil trapiches existentes en el país, y lo corrobora su apoyo a la Ley “Paloma” que beneficia a los grandes comercializadores y le dá bendición a las importaciones de azúcar.

Los productores de panela de la Provincia del Gualivá y Caparrapí, reunidos hoy manifestamos a la opinión pública, que no ahorraremos un solo esfuerzo en la defensa de nuestra actividad. Le exigimos al gobierno nacional su intervención para hacer cumplir la Ley 40 de 1.990: que se cierren los megatrapiches, que se acaben los derretideros, que se eliminen los reducidores y que se prohíban las importaciones subsidiadas de azúcar y etanol y se dé solución pronta y efectiva al problema de las deudas de los productores hoy sin capacidad de pago, y amenazados con perder sus fincas.

Apoyaremos de manera decidida la consolidación de Dignidad Agropecuaria Departamental, y estaremos atentos a las orientaciones de la dirección nacional convencidos, que solo con una Organización Gremial Independiente, lograremos llevar a buen puerto la justa lucha en defensa de la producción de panela, la actividad que hemos realizado toda la vida.