Declaración de Dignidad Cafetera Nacional, Cafe por admin - 5 junio, 20175 junio, 20170 Pereira, 23 de abril de 2017, Dirigentes de Dignidad Cafetera. Mejorar la producción nacional, alcanzar un precio internacional justo. Noventa y dos dirigentes cafeteros de diez departamentos del país se dieron cita en Pereira, el domingo 23 de abril, para analizar varios asuntos de interés para los caficultores colombianos. La comercialización internacional del grano, las condiciones nacionales de producción, la reforma estatutaria de la Federación de Cafeteros, la propuesta del gerente nacional de aumentar la contribución cafetera, las implicaciones de las pensiones de la Flota Mercante Gran Colombiana sobre las finanzas del Fondo Nacional del Café, la gravísima situación de los cafeteros y sus trabajadores porque no disponen de seguridad social y seguro para riesgos profesionales, la presencia de multinacionales mineras en los territorios y, hasta, la incidencia de la falta de aseguradoras para el transporte público interveredal, fueron abordados por la reunión. El análisis y conclusiones de los asuntos tratados se resumen en esta declaración a excepción de la reforma estatutaria que se presenta en otra. I Cuando se rompe el pacto de cuotas, hace 26 años, el precio internacional era US$ 1,41 y, por el acuerdo, debía fluctuar entre US$ 1,20 y US$ 1,40 libra. Hoy, el precio internacional es, casi el mismo y durante el siglo XXI el promedio es US$1,38 la libra pero, puesto en dólares constantes, este debería ser US$ 1,81 libra. Lo que sucede se debe, en parte, a que de 103 millones de sacos comercializados anualmente en el mundo, 52 millones no tienen registro de calidad. Son cafés basura. Llegan al mercado porque Estados Unidos exigió en 2002, para retornar a la OIC, mercado libre para todo tipo de cafés aboliendo el registro de calidad. Esa exigencia quedó aceptada a través de la Resolución 420 de 2004 de la OIC. Y Colombia, por decisión del gobierno y la federación, la aceptó, lo que no es óbice para que el país que quiera registre la calidad del grano que envía al mercado mundial. Dicha resolución conduce a bajar permanentemente el precio internacional del café colombiano al permitir que ingrese, al mercado mundial, casi la mitad del café comercializado sin registro de calidad. Los cafés basura se imponen y para mejorar el precio internacional, Colombia debe reclamar con firmeza se elimine la resolución 420 de 2004 de la OIC. Ante esta situación y para tratar de alcanzar un mejor precio se impulsó, prioritariamente y durante muchos años, que los caficultores colombianos se dedicaran a producir cafés especiales. Después de más de una década en ese empeño quedó claro que la solución propuesta no resuelve el problema de ingreso de los productores de Colombia. De hecho, solo son especiales el 15% de los cafés que se consumen en el mundo. Así no puede resolverse el aumento del ingreso, problema básico de la caficultura nacional. Ligado a lo anterior se afirma que el camino es reducir costos para aumentar el ingreso y resolver el problema estructural de la caficultura colombiana. El énfasis debe hacerse en aumentar la productividad por hectárea. Ello se lograría buscando la mecanización y reemplazar mano de obra a más de otros avances tecnológicos que reduzcan los costos fijos de la caficultura. Eso ayudaría pero lo real es que los costos de producción se acercan, cada día más, al precio de venta del producto. Hoy, el café tiene un precio interno ligado a la devaluación del peso y no a los “buenos” precios internacionales que, en realidad, no existen. La diferencia entre la devaluación del peso y los costos de producción se acorta. Y, si eso no se corrige volverán, inevitablemente, nuevas crisis de ingreso. La única solución cierta es aumentar el precio internacional del grano colombiano. En ese sentido es positiva la iniciativa de Federación de cafeteros de buscar precios justos en el mercado mundial. Pero estos no se alcanzarán sin el concurso de los gobiernos de los países consumidores. Debe recordarse que se está en libre mercado y TLC. Pactos entre productores y comercializadores se intentaron antes del Pacto Internacional de Cuotas y fracasaron. Solo compromisos serios de los Estados de los países consumidores y los países productores pueden llevar a precios justos, remunerativos y estables para los productores recuperando el ingreso dejado de percibir por el rompimiento del pacto internacional del café. Las condiciones internas de producción tampoco ayudan. La política económica basada en privilegiar la locomotora minero-energética terminó abandonando, más de lo que ya estaba, al agro y la industria. Eso conlleva que los agroproductores del país, no logren disminuir los costos de producción, alcanzar mejores precios para sus productos y garantizar su mercado interno. El consumo nacional de café tampoco crece. Y, también se afecta el ingreso de los productores autorizando importar pasillas que tiran abajo el precio interno de las pasillas nacionales. Un aspecto de particular importancia es la necesidad de redefinir la relación entre Federación Nacional de Cafeteros, Fondo Nacional del Café y Cooperativas de Cafeteros. El café que es rechazado a las Cooperativas por Almacafe, no está tirado en los ríos. También se exporta o se vende en el mercado nacional. Solo lo pierden las cooperativas, que ejecutan la garantía de compra que corresponde a la Federación en cumplimiento del contrato con el Estado. Las cooperativas deben dejar de ser, algunas de ellas, trilladoras de comercializadores privados. Muchos aspectos deben corregirse y mejorarse y muchos deben promoverse para que las cooperativas del gremio lideren la comercialización nacional e internacional del grano. Las Cooperativas pueden atender otras necesidades de los productores. Para eso requieren ser fuertes económicamente. Mejorar las condiciones nacionales de producción de café y alcanzar un precio internacional justo y estable, es objetivo de Dignidad Cafetera Nacional. II La Federación Nacional de Cafeteros debe dar a conocer a sus federados, las cuentas de ingresos y gastos y debe hacerlo con claridad y sin secretos. Debe, además, establecerse una auditoría sobre las mismas. Proponer aumentar la contribución cafetera, así sea para propósitos loables, sin saber en qué y cómo se gastan los recursos del Fondo Nacional del Café, no es procedente. Proponer la creación de pensiones para cafeteros y recursos para renovar cafetales sin conocer el costo cierto de esos programas, la manera como se ejecutarían, sus beneficiarios y demás aspectos, no es prudente. Antes de aumentar la contribución cafetera debe exigirse al gobierno nacional que, además de una auditoría, asuma el pasivo pensional de la Flota Mercante Gran Colombiana cargado, hace muchos años al Fondo Nacional del Café, es decir, a los caficultores. Con esos recursos, del orden de 57 mil millones anuales, podría implementarse un programa que atienda, de manera urgente, la falta de seguros para riesgos profesionales de los cafeteros y sus trabajadores. Ese es un asunto al que debe buscarse solución, lo más pronto posible. Debería crearse una subcuenta en el Fondo Nacional del Café con recursos destinados a un seguro colectivo para riesgos profesionales o para la atención de afectados por ese motivo sin dejar de trabajar para alcanzar la seguridad social del sector. Estas razones nos llevan a ratificar lo dicho por nuestros voceros y otros sectores al gerente de Federación de Cafeteros: Aumento de la contribución cafetera NO. III Como parte de los acuerdos con el Gobierno Nacional, a raíz de los paros de 2013, se acordó una comisión para estudiar los problemas derivados por la presencia de multinacionales mineras en los territorios cafeteros y agropecuarios. Esa comisión nunca se reunió. El gobierno nacional no lo permitió. Hoy vemos graves afectaciones en muchas regiones de tradición cafetera y agropecuaria. La reunión respaldó la posición de los habitantes de Jericó y otros municipios del suroeste de Antioquia que exigen el retiro Anglo Gold Ashanti del territorio, al igual que se denunció la afectación por exploración y prospección minera en Quinchía, Risaralda, Pijao, Calarcá y otros municipios del Quindío, Cajamarca, Tolima y territorios del Huila, afectados por la acción depredadora de la gran minería trasnacional. Debe mejorar el transporte público interveredal, indispensable para la actividad cafetera y agropecuaria. Pero eso no puede ser eliminando el transporte tradicional. Debe darse solución al problema de los seguros necesarios para las empresas y los empresarios del transporte buscando garantías para la operación de los mismos. Convocar asambleas de cafeteros, difundir conclusiones del encuentro, discutir las propuestas de reforma de estatutos, participar en el Foro Mundial Cafetero de Medellín, solicitar que Dignidad Cafetera se exprese en el mismo, además de advertir que no se acepta alza en la contribución, que se enfrentará la gran minería trasnacional, que se buscará redefinir las relaciones entre la Federación Nacional y las Cooperativas de Caficultores y hacerlo todo a través del dialogo y, si se requiere, de la movilización social cafetera es la tarea que aprobamos. Encuentro de dirigentes de Dignidad Cafetera Nacional