Carta abierta al Ministro de Agricultura: Ingreso digno para los productores agropecuarios de Colombia Actualidad Destacado por admin - 24 enero, 201924 enero, 20190 VI Asamblea Nacional de Delegados Dignidad Agropecuaria Colombiana, Bogotá, enero 23 de 2019 Doctor Andrés Valencia Pinzón Ministro de Agricultura y Desarrollo Rural Bogotá Cordial saludo; La VI Asamblea Nacional de Delegados de Dignidad Agropecuaria acordó enviar esta Carta Abierta para expresar el sentir de los productores agropecuarios, campesinos, indígenas y empresarios agrícolas nacionales, sobre la grave crisis atraviesa el sector. Hace casi cinco meses, sostuvimos una larga reunión con Usted. Se explicaron los problemas que agobian a cafeteros, arroceros, paneleros, productores de leche y carne, palmicultores, paperos, maiceros, plataneros, yuqueros, frijoleros y otros más. Se señaló el grave problema de deudas y embargos a los productores y los atropellos se están cometiendo contra los habitantes de páramos. Se dejó claro que el problema fundamental del sector es el ingreso de los productores. En café y palma, los precios internacionales que pagan las grandes multinacionales, y el capital financiero que las controla son, hace varios años, precios que ni siquiera cubren los costos de producción de países como el nuestro. Con todo y la devaluación del peso lo cierto es que un ingreso de $ 720 mil pesos por carga de café pergamino, es un ingreso que no recoge ni los costos de producirla. Frente a esto, el gobierno definió los costos de producción en $700 mil pesos/carga y acordó un subsidio de máximo $25.000 pesos/carga, si el precio interno llegaba a estar por debajo de $700 mil pesos. Destinaron $100 mil millones, no alcanzaron a gastarse $2.500 millones, pero han repetido hasta la saciedad y pagado costosa propaganda oficial para crear la sensación de que hay un gran apoyo oficial a los caficultores. Sin embargo, lo cierto es que los cafeteros están trabajando a perdida. Pero más grave que eso es lo que se prevé para este año. En los mercados de especulación -en los que se negocia el café- se están imponiendo precios iguales o peores a los que hoy se paga por el grano nacional. Le pedimos al gobierno que se expresará en los foros internacionales frente a este atropello de las multinacionales y nada dijo, le solicitamos se acordará con otras naciones productoras un reclamo para exigir precios dignos y nada ha hecho. Le dijimos: en 1984, el precio internacional reconocido, acordado, en la OIC, era de entre 1 dólar 20 y un dólar 40 por libra. Hoy, se compra nuestro grano a un dólar y a menos y el gobierno nada dice por este comportamiento que linda en la más cabizbaja explotación de los cafeteros colombianos. Ante esas realidades que no son nuevas y por las cuáles los cafeteros han tenido que hacer paros y movilizaciones sociales Dignidad Cafetera planteó, como parte de los acuerdos del paro de 2013, se creará un fondo que permitiera la estabilización del precio interno del café. Eso, con dificultades se ha trabajado en el Congreso de la República. Pero, requiere una amplia discusión sobre el Fondo, sobre cómo debe operar, quién lo debe gerenciar, cómo se debe financiar y, sobre todo, cuál será su papel principal si, ¿garantizar precios remunerativos además de estables? o, ¿se convertirá en un negocio más para apalancar seguros de riesgo, con compañías que hagan jugosas utilidades con los recursos públicos aportados? Ante esa posibilidad haremos reuniones, encuentros, asambleas, foros y, de ser posible, audiencias públicas con la Cámara de Representantes para que la Ley se ajuste y cumpla su objetivo: Garantizar precios estables y remunerativos a los productores cafeteros de Colombia. Y eso debe empezar ajustando -a precios reales- los costos de producción y reconociendo los mismos a los productores. Si por el café llueve, en los demás sectores no escampa. Hemos adelantado conversaciones en el consejo nacional del arroz sobre los precios que paga -a los productores- el oligopolio que controla el negocio del arroz. El gobierno ha propuesto, como gran solución al problema de comercialización e ingreso de los productores “la agricultura por contrato” de la cual se dice, garantiza precio y mercado al productor. De eso ya saben las gentes del campo del país, tanto en el café como en otros productos. Pero se pregunta: En el arroz y en otros bienes agrícolas ¿no hay agricultura por contrato? Ahí, ¿los precios los definen no los costos de producción y una adecuada tasa de ganancia para el productor sino, la oferta y la demanda -afectadas, además, por las importaciones acordadas en los TLC- y, sobre todo, por los precios que impone el oligopolio, de un producto en el que somos o podemos ser autosuficientes? Igual sucede, en el maíz, los cereales, la leche y sus derivados, los aceites, el frijol, la carne de cerdo y gran parte de los 12,8 millones de toneladas de productos del agro que hoy se importan y que, en lugar de importarlos, deberíamos reemplazarlos, sustituirlos, por producción nacional forjando trabajo y riqueza para el sector agropecuario del país. Un caso aberrante es el del etanol, un producto derivado de la caña de azúcar, en el que somos autosuficientes y que se terminó importando, golpeando no solo a trabajadores y productores de azúcar sino, fundamentalmente, a los paneleros. Las cañas que no van al procesamiento de etanol van a la producción de panela en grandes trapiches o azúcar en los ingenios, azúcar que termina -con parte de la que se importa- derretida para hacer panela falsa lo que deriva en bajos precios y más pobreza en las zonas paneleras. Dos asuntos más estuvieron a consideración de la Asamblea. Uno, los graves atropellos se están cometiendo en los páramos con el argumento de su delimitación. Asunto al que no nos oponemos pero que no puede ser como se está haciendo. De eso también hablamos con Usted. Y el otro, de una gravedad enorme, es el relacionado con deudas y remates de tierra de los agricultores. Esto se ha expuesto, incluso, en los talleres de fin de semana que hace el gobierno. Pero nada se ha resuelto, de verdad, para esos agricultores, así el presidente diga, que se resuelva. Solicitamos una reunión urgente con Usted para que se acuerden soluciones y, pase de ser, anuncio de taller de fin de semana. Estuvimos -estos meses- esperando con paciencia soluciones y diálogo con el gobierno. Pero nada se resuelve. Por eso, promoveremos una gran movilización social agropecuaria este semestre. Explicaremos a productores y colombianos la necesidad de modificar la política agraria oficial. Creemos que “la nación debe empeñarse en un programa de mediano y largo alcance que tenga como norte la expansión de la producción agropecuaria dirigida a producir los alimentos y materias primas agrícolas que importamos. Un plan que debe empezar por redefinir el papel del Estado en la producción agropecuaria. La esencia debe ser que solo se importará lo que falte para abastecer, adecuadamente, el mercado nacional”. “El eje en la formación de los precios de todas las actividades productivas agropecuarias se definirá sobre la base de evaluar los costos de producción y garantizar una debida tasa de ganancia para el productor, de manera tal que el ingreso permita fortalecer la capacidad económica, técnica y productiva de los agricultores nacionales. A eso deberá agregarse una redefinición del papel del crédito en la producción agrícola, la investigación tecnológica apropiada a nuestra realidad, el uso de fertilizantes, insumos y semillas nacionales diversas, el riego y demás bienes públicos indispensables para la labor agraria. Un programa de estas características permitirá que florezca la producción nacional, abaratar los alimentos y llevar trabajo, progreso y bienestar al campo colombiano”. Reiteramos nuestra decisión de buscar diálogo y soluciones con el gobierno, pero de no darse las mismas promoveremos la necesaria movilización social agraria. Quedamos atentos a su propuesta VI Asamblea Nacional de Delegados Dignidad Agropecuaria Colombiana